30 de abril de 2012

ORÍGENES DE LAS JUVENTUDES SOCIALISTAS DE MELILLA (I)




Una colaboración de Miguel Ángel Roldán Guijarro y Francisco Narváez López para "El Popular de Melilla"



Reconstituido el PSOE en Melilla en mayo de 1930, tras la represión sufrida por la Agrupación Socialista de Melilla en 1919 y el largo periodo de la dictadura de Primo de Rivera, a primeros de mayo de 1931 se plasmaba la idea de la organización socialista de constituir también en nuestra ciudad las Juventudes Socialistas. En eso años, el movimiento socialista español se asentaba sobre la base de tres organizaciones de lucha, el PSOE, la UGT y las Juventudes Socialistas, de modo que una de las prioridades que se macaron los dirigentes socialistas, tras la creación de la Federación Local del Trabajo (UGT) y la Agrupación Socialista de Melilla,  fue la de poner en marcha la organización juvenil.

Así, tras las primeras reuniones mantenidas a principios de 1931, en el mes de mayo se forma la Comisión Gestora encargada de su constitución, que estuvo formada por Luis Bonell Oliva[i], Aurelio Rutllant Basset[ii], Juan Ortuño Marín[iii], Miguel Rojas[iv], Francisco Tarragó Ramírez, Antonio Calatayud Agazo y José Levy Cohen[v].

Tras la primera reunión la Comisión Gestora acuerda sacar a la luz pública un manifiesto dirigido a los jóvenes de Melilla que reproducimos más adelante, así como la redacción de los Estatutos.

El primer acto público de las Juventudes Socialistas de Melilla sería el 1º de mayo de 1931, donde, tras terminar la manifestación en la calle Castelar, junto a Antonio Díez Martín,  Antonio Acuña y Rafael Fenoy, el Presidente de las JJSS, Luis Bonell Oliva  se dirigió a los presentes (disponible el discurso íntegro de su intervención)

Días más tarde, el 9 de mayo de 1931, con la asistencia de más de cien afiliados y bajo la presidencia de Luis Bonell Oliva se reunían en la Casa del Pueblo los jóvenes socialistas para constituir la organización en Melilla.

Intervino en primer lugar, Francisco Tarrago Ramírez, quien tras  explicar el motivo de la convocatoria y presentar el Orden del Día, cedió la palabra a Luis Bonell quien con un vibrante discurso animó a los jóvenes socialistas a trabajar por la causas de los trabajadores, finalizando con una exposición de los fines de las juventudes socialistas.

A continuación intervino Juan Ortuño Marín, quien resaltó la importancia del acto, la necesidad de la unión de todos los jóvenes en la lucha por la implantación del socialismo y lograr que España se incorporara a  la democracia europea, de la que tanto tiempo había estado separada.

Seguidamente, Antonio Calatayud Agazo, dio lectura a los estatutos que fueron aprobados.

Tras unas nuevas palabras de Luis Bonell, la Asamblea ratificó la confianza en la Comisión.

A continuación intervino Antonio Díez Martín, quién tras un elocuente discurso, recomendó a los jóvenes socialistas que se entregaran con abnegación y espíritu de sacrificio a la tarea encomendada.

Unos días después, el 23 de mayo de 1931, a las 9 de la noche y en la sede social, López Moreno, 6, se reunían nuevamente en Asamblea Ordinaria para proceder a la elección del Comité Directivo.

Declarada abierta la sesión Luis Bonell dio cuenta de la gestión realizada por la Comisión Gestora y de las entrevistas celebradas con los dirigentes de las Juventudes Socialistas de Málaga y la Federación Nacional de Juventudes Socialistas.

Luego se procedió a elegir del Comité Directivo, resultando proclamados los siguientes afiliados:

Presidente: Luis Bonell Oliva
Vicepresidente: Antonio Jurado Pareja
Secretario general-cordinador: Antonio Calatayud Agazo
Secretario de actas: Luis Rafael Melgares
Bibliotecario: Juan Ortuño Marín
Tesorero: Francisco Tarragó Ramírez
Vocales: Primero, Aurelio Rullant Bassets; idem segundo, Diego Cortés Rosales; e idem tercero, Manuel Jiménez Huesa

Mesa de discusión.- Presidente; Salomón Zrihen Benchimol; Vicepresidente, Antonio Zurita Muñoz: Secretario primero, Marcelino Martín Villasclaras; y Secretario segundo; Manuel Tárrago Ramírez.

Comisión Revisora de Cuentas; José Levy Cohen, Luis  Navarro y Gastón Benarroch.

Terminó la sesión con la intervención de Juan Ortuño Marín quién  expresó las aspiraciones de los jóvenes socialistas, reclamando de los afiliados que se entregaran al trabajo de dar a conocer a la sociedad  los ideales de los jóvenes socialistas.  (Continuará)

NOTA 1: Se reproduce como notas a pie de página los distintos expedientes incoados contra los fundadores de las Juventudes Socialistas tras el golpe de Estado de 1936.
NOTA 2: Tanto en la Comisión Gestora como en la primera Junta Directiva aparece el nombre de Francisco Tarrago Ramírez quien poco después acabaría siendo un activo militante de la CNT, para posteriormente abandonar la organización anarquista, En 1936, a pesar de ver como asesinaban a su hermano Manuel, era un entusiasta defensor de las acciones de los fascistas melillenses y un activo propagandista de la causa golpista.
NOTA 3. Se resaltan en negrita los nombres de los citados que fueron asesinados por los golpistas en 1936-1939.


Vista de la manifestación del 1º de mayo de 1931
entrando en la calle Castelar (Archivo: Rodán/Narváez)


El Presidente de las JJSS de Melilla, Luis Bonell 
en un momento de su intervención (Archivo: Roldán/Narváez)

MANIFIESTO DE LAS JUVENTUDES SOCIALISTAS DE MELILLA


Llegada ya felizmente la implantación de la República española, en cuyo advenimiento tan decisiva parte ha tomado el proletariado, las fuerzas socialistas, que tantas imposiciones han tenido que soportar de la extinta monarquía, se aprestan a dar a sus organizaciones el mayor desarrollo posible, al amparo de las libertades tan caramente conquistadas.

En la Agrupación Socialista de Melilla, la Juventud que sale hoy a la palestra viene a llenar un vacío, que si no se ha hecho sentir demasiado, ha sido por el entusiasmo, digno de los años mozos y de los ideales grandes, que sus asociados han desplegado hasta ahora.

Pero ocupados importantes elementos en cargos de responsabilidad, de trabajo y de administración del pueblo, forzosamente habría de resentirse su organización, si no nos alzáramos disciplinados y entusiastas los jóvenes socialistas melillenses, en defensa de nuestra bandera y nuestro programa.

Ello ha movido a un grupo de jóvenes decididos a llamar a cuantos sientan en sus almas la injusticia social, a cuantos sufran las consecuencias de la tiranía de un régimen capitalista, a cuantos con noble anhelo estén dispuesto a luchar por que sean efectivas, no de pura fórmula, las tres sagradas palabras de la revolución francesa: libertad, igualdad y fraternidad; libertad, porque no puede existir donde por los lazos económicos hay tiranos y esclavos; igualdad porque ella es un mito, mientras no exista en el orden económico; fraternidad; porque mal pueden llamarse hermanos, por mucha retórica que se les regale, los que sufran hambre y sed y los que se hartan en el banquete de la vida.

¿De qué habrá servido el sacrificio de millón y medio de obreros españoles, la sangre vertida, la prisión sufrida, si al lograr el establecimiento de la República continúan dejando las riendas del poder en quienes están dispuestos a todas las combinaciones, menos a dejar el gobierno en manos del proletario?

Queremos el gobierno del pueblo por el proletario, y a crear hombres capaces para él nos dedicaremos. Solamente cuando nuestros hermanos de intereses materiales y morales gobiernen, podremos llegar a la anulación de la lucha de clases mediante la unificación de las mismas.

Nuestra organización, nutrida por los más justos ideales humanos, sostenida por el empeño tenaz de jóvenes decididos, que quieren colocarse para su medro al amparo del poder, se sitúa francamente en la oposición, mientras la República española sea conservadora y burguesa.

Acostumbrados a las persecuciones, sostenidas antes para lograr la república, nos aprestamos ahora a seguir arrostrándolas de los elementos burgueses intransigentes, que en este régimen como en el anterior pospondrán siempre la justicia a sus propios intereses.

Ahora iremos viendo bajo la bandera tricolor, en franca camaradería, unidos por los intereses materiales, cuando no por compromisos anteriores, a los elementos que luchaban por una república burguesa, de explotación al obrero, y a los que entonces eran enemigos suyos, porque defendían sus intereses al amparo de la monarquía y que desde su caída son republicanos también, porque se escudan con el poder constituido.

Contra todos ellos nos alzamos valientes y fuertes los jóvenes socialistas.

¡Jóvenes obreros, si queréis luchar por la igualdad social venid a nuestra fila!.

¡Jóvenes empleados, si queréis luchar por la justicia y equidad social, uníos con nosotros!

¡Jóvenes todos, estudiantes, independientes, sin distinción alguna, si sentís en vosotros el ansia de la renovación total de un mundo carcomido y lleno de inmoralidades, acudid a nuestra organización!

¡Hoy, a las nueve y media de la noche, en el local de las Sociedades Obreras, Castelar, 89, constituiremos la Juventud Socialista!

No buscamos número, sino calidad.

Si no os sentís capaces de sacrificaros por el bien de vuestros hermanos, no vengáis.

¡Viva el Socialismo!

           





[i] Centro Documental de la Memoria Histórica. Fondo. Delegación Nacional de Servicios Documentales. Serie. Fichero general de la sección político-social.
[ii] Condenado a tres penas de muerte. Pendiente de concretar archivo y expediente. Estuvo en detenido en el campo de concentración de Zelúan.
[iii] Archivo: Archivo General de la Administración. Fondo: Ministerio de Educación Nacional. Serie: Expedientes de depuración de maestros nacionales. Signatura: 32/13094. Fecha de expediente: 1936-1942. Número de páginas del expediente. Tipología: Depurado. Observaciones: Falta: Oficio de remisión al Juzgado de 1967
[iv] Pendiente de buscar el segundo apellido para concretar archivo de represión.
[v] Centro Documental de la Memoria Histórica. Fondo. Delegación Nacional de Servicios Documentales. Serie. Fichero general de la sección político-social.

25 de abril de 2012

JOSÉ MINGORANCE ALONSO


JOSÉ MINGORANCE ALONSO

Una colaboración para el Blog de  Francisco Narváez López y Miguel A. Roldán Guijarro


Se inspira este Blog en el diario “El Popular de Melilla”, que empezó a editarse el 1 de agosto de 1917 con el nombre de "El Popular" (dirigido por Nicolás Pérez Muñoz Cerisola) y que, salvo pequeños períodos de carencia, estuvo al servicio de Melilla hasta el golpe de Estado de julio de 1936, en el que los cabecillas de la rebelión y sus asesinos a sueldo arremetieron contra el periódico de la misma forma que arremetieron contra la vida y bienes de miles de melillenses.

“El Popular de Melilla” fue fundado por José Mingorance Alonso, quién desde muy joven quedó ligado profesionalmente al mundo de las artes gráficas y la comunicación. Natural de Lanjarón, aunque desde corta edad vivió en Granada, quedó huérfano de padre a los cuatro años. Estas circunstancias le impidieron asistir a la escuela, viéndose obligado a trabajar, en jornadas de doce a catorce horas, con seis años. Se inició como aprendiz, en un antiguo taller, para más tarde ascender al puesto de ayudante, aprendiendo “a manejar la máquina de tirar, “en cuyas tareas puso de relieve magnificas cualidades. Los talleres fueron un mundo de trabajo duro, pero también el ámbito de su formación autodidacta, pues en ellos adquirió todos los conocimientos necesarios para llegar a dominar los entresijos de la profesión y aventurarse, con el paso de los años,  a ser propietario  de varias imprentas y periódicos.

Así, antes de los veinte años había fundado en Granada varios semanarios satíricos. Poco después llegaría a Melilla, empezando a trabajar en la imprenta de “El Telegrama del Rif”, en la que estuvo varios años, hasta que se despidió y se estableció por su cuenta. Apenas sin dinero y “con una pequeñísima máquina de pedal con la que apenas sin podía confeccionar prospectos”, empezó la dura tarea de levantar su empresa, invirtiendo los frutos de su trabajo en la adquisición de nuevas máquinas que le acercaran a su deseo de ampliar los servicios de su imprenta y, sobre todo, a una de sus aspiraciones: dar vida a nuevos periódicos.

Ese objetivo lo vería satisfecho más temprano que tarde, logrando crear varios periódicos diarios, entre los que figuran, entre otros, “El Heraldo de Melilla” y “El Popular de Melilla” que nació por primera en su vivienda particular. También creó “El Diario Español”. Más tarde, poco después, del desembarco en Alhucemas, crea en  pleno campamento “El Diario Español de Alhucemas”, “periódico que representaba una nota interesantísima en nuestra acción civilizadora en África”. Poco tiempo después fundaría en Nador, otro diario llamado “Marruecos Oriental”,  que a juicio del fundador no terminó de cuajar debido a las dificultades puestas por la Ata Comisaría en Marruecos.

No obstante tener que hacer frente a  innumerables contratiempos, Mingorance, llegaría a establecer varias las imprentas en Melilla, Alhucemas y Nador. En sus talleres llegó a confeccionarse dos periódicos diarios; uno de la mañana y otro de la tarde. Así, además de “El Popular de Melilla”, se imprimieron periódicos diarios como “La Voz de Marruecos”, “La Fraternidad”, “España en Marruecos”, “La Voz de África” y semanarios como “Vida Marroquí”, “El Ideal”, “Melilla en Broma” y “El Tronío”.

“El Popular de Melilla,” tuvo que enfrentarse a la dura censura a la que estaba sometida la prensa en Melilla, especialmente este diario que apostó por su distanciamiento de la Dictadura y la su ausencia de servilismo en sus relaciones con el poder, lo que le llevó a soportar numerosas apercibimientos, persecuciones, sanciones, secuestros o suspensiones. El coste personal, profesional y comercial que le impuso la persecución oficial o la indiferencia de las autoridades, nunca le hicieron desistir en la defensa de lo que consideraba justo y bueno para Melilla y España, más allá de las proclamas patrioteras de los que años más tarde, tratando de salvar a España, convirtieron la ciudad en un matadero y sumergieron al país en cuarenta años de negrura y represión.

El señor Mingorance Alonso, vivió apartado de todo contacto con la Dictadura y el periódico no participó, a diferencia de otra prensa, en la construcción de un discurso que él consideraba patriotero y contrario a la salvación de España. Una veces por escrito y otras con sus silencios,  trató de dar una visión menos estrecha y más ecuánime de los intereses españoles en la zona. Esta posición, que pagó con multas, apercibimientos, secuestros y suspensiones no le hicieron desistir en lo más mínimo de sus propósitos. Así defendió sin vacilaciones la normalización política y jurídica de Melilla, exigiendo su incorporación al mundo municipal, mediante la creación de su Ayuntamiento o la exigencia de representación en Cortes para la ciudad.  Mingorance fue un gran ausente, en las estrechas relaciones personales, sociales e incluso económicas que se tejieron entre las autoridades militares y los representantes de la prensa en Melilla  (Cándido Lobera, Jaime Tur, etc.) durante la tres primeras décadas del siglo XX.

Fue un innovador en su profesión, trayendo a Melilla las máquinas “Typograff”, con las que  trabajó durante años, para más tarde incorporar a su imprenta una máquina “Linotype”, utilizada por casi todos los grandes periódicos.

Fue vocal de la Junta de Arbitrios, llegando ser nombrado Vocal-Secretario y cargo que se le concedió por unanimidad. Con la llegada de la Junta Municipal fue cesado. Más tarde, con la República, presentó su candidatura como independiente siendo elegido concejal del primer Ayuntamiento de Melilla en 1931.

José Mingorance Alonso, nació en 1880. Estuvo casado con Elisa Rodríguez de Uriburru. Tuvo dos hijos, José y Elisa, muriendo el 18 de febrero de 1933, con 54 años, cuando todavía “pensaba en días de luchas y de glorias” para las páginas de su diario, “más acostumbradas más a las primeras que a las segundas”. Su propio periódico lo describía en los siguientes términos:

Hombre rudo, si se quiere, de temperamento fuerte, pero sano; de criterio propio, aun cuando ello le produjera trastornos en su vida particular y aún en la familiar y gasto en la económica, pero al fin de criterio propio, que no supo de servilismo ni fue implorando caridades a este ni al otro despacho.

Fue toda su vida don José Mingorance Alonso hombre que tuvo un concepto tan particular en estos tiempos como acertado en todos, de no acercarse a nadie para alcanzar un merecimiento. Los que tuvo, si los tuvo, fueron por él, pero no a cambio de lastimar su persona rebajándose, ni aún con un saludo tan fácil de disimular.

Gustaba de la razón, y ante ella cedía; odiaba la adulación, y ante ella se indignaba. A la manera de los hombres de recio temple que ya llevan sobre sus hombros más de medio siglo y que conservan aún modalidades distintas, tenía como preciado galardón no acercarse a los que por ser más podían tenerle un gesto de desprecio, ni rechazaba de su lado a los que eran menos porque entendía que la caridad, ejercida en forma anónima, era siempre provechosa y útil.

Batallador, por temperamento, no le asustaba la contienda ni miraba nunca el tamaño ni la situación del enemigo, por muy ventajosa que fuera. Su norma era seguir, siempre seguir hasta el final, sin retroceder, sin desalentar. No veía jamás imposible ni lejano el triunfo. Por el contrario, para él representaba alcanzarlo cosa fácil y hacedera.

Con él desaparece una de la figuras más activas y destacadas del periodismo de España en el Norte de África. Así ha sido. Así tendría que ser.

Como decía su periódico el día de su muerte  a pesar “de las múltiples actividades a que dedicó su existencia, don José Mingorance Alonso,” murió “pobre” o, mejor dicho, no murió rico, salvo en amigos; contando con el reconocimiento de toda la profesión y un legado que desgraciadamente apenas si ha llegado hasta nosotros, debido a que la colección de sus periódicos  se encuentra fragmentada y fuera de los archivos oficiales. Y sin embargo,  “El Popular de Melilla” , es una pieza fundamental para explicar y contar la parte de nuestra historia que nos ha sido hurtada.






Foto Lino: Máquina linotipia (marca Merghentaler, Modelo 5), adquirida en el año 1931 para los talleres de ”El Popular de Melilla”. Inexplicablemente aparece en los talleres de "El Telegrama de Melilla" en los años 40. Posteriormente y tras el cierre de "El Telegrama", la fue adquirida al chatarrero y tras una primera restauración, donada al Museo Municipal-Casa del Reloj (1984,) donde tras varios años desaparecida, fue restaurada (Mustafa Arruf) y en 2006 se pudo exponer al público en ese Museo. De nuevo y tras la remodelación de la Casa del Reloj (en estos mismos días) no se sabe su destino.

Foto: Imagen de la Redacción de "El Popular de Melilla" en la calle Isabel la Católica. La persona etiquetada con el número 1 es D. José Mingorance Rodríguez, hijo del fundador D. José Mingorance Alonso. La persona etiquetada con el número 2 es D. Juan Aranda, regente de talleres del periódico, dirigente y miembro de la Federación de Artes Gráficas (años 30) de UGT.

14 de abril de 2012

CÓMO SE EFECTUÓ EL CAMBIO DE RÉGIMEN EN MELILLA (II)




TRANSCRIPCIÓN CORREGIDA DE LA CRÓNICA PUBLICADA POR EL POPULAR DE MELILLA EN ABRIL DE 1931

NUESTRO SALUDO A LA REPÚBLICA


Republicanos convencidos de toda la vida; defensores de este sistema de Gobierno, único admisible en todos los tiempo, pero más en la época en que vivimos donde el hombre no puede ser materia de la voluntad de gobernantes despóticos hemos de sentir la más intensa alegría que anhelamos, al ver que España llega a poseer el pleno dominio de sus derechos y de su voluntad terminando con los procedimientos de oprobio. EL POPULAR DE MELILLA siempre defensor de la causa izquierdista, abre su pecho a la nueva España y grita con todas las fuerzas que tuvo maltrechas hasta ayer:

¡VIVA LA REPÚBLICA ESPAÑOLA!

AYER, PARA SATISFACER COMO CORRESPONDIA A LA EXPECTACION DEL VECINDARIO, TUVIMOS PREPARADO UN NUMERO EXTRAORDINARIO QUE NO PUDIMOS DAR A LA PUBLICIDAD POR HABER TENIDO NOTICIAS QUE SE ESTABLECIA, YA FUERA PROVISIONALMENTE LA CENSURA (ULTIMA PUÑALADA DE LA DICTADURA) HASTA QUE SE TUVIERA CONFIRMACION OFICIAL DE HABER SIDO IMPLANTADA LA REPUBLICA HOY PUBLICAMOS TODO LO RELACIONADO CON NUESTRA, INFORMACION QUE TUVIMOS QUE SACRIFICAR Y QUE ENTRE OTRAS COSAS DECIA:

Estamos en pleno camino de una nueva España,de esa España grande y sublime que a través de toda su historia supo distinguirse en los momentos de mayores heroísmo, fueran estos de alegría o de sufrimiento. De esa España, admirable, que supera a toda su posición, contestando con un mentís a los que no conociendo este pueblo generoso, por no haberle vivido ni pulsado nunca, nos presentan ante el mundo como algo despreciable, o cuando menos a un nivel cultural absolutamente distinto al que en realidad existe en la nación.

No ha regateado el pueblo nunca en ningún momento, en ninguna fecha, su apoyo decidido, hasta llegar al máximun del sacrificio. Siempre dio la cara, sin que el gesto denotase el menor temor ni la más ligera intranquilidad.

Cuando triunfó, su misma convicción al hizo prescindir de fastuosos aparatos representativos de excesos que rebajan y que rozan la misma dignidad de los pueblos  de los hombres.

Cuando fracasó supo reconocer su fracaso, conformándose con él, y pasar horas, días y años en espera de la justa reparación que forzosamente tiene siempre España para sus males y para sus desdichas que no han sido pocas las que ha sufrido desde hace muchos años hasta el día de hoy.

Cúmplenos a nosotros, estos modestos obreros que a diario levantamos las letras en la imprenta para el cultivo de las inteligencias, como el labrador abre los surcos para el cultivo de las tierras, expresar nuestra intima satisfacción, por encontrarnos en el momento de emprender la obra tan deseada de la nueva España, que permanecía oculta, adormecida, silenciosa, sin pretender buscar para sus males, el sacrificio de sus hermanos, cúmplenos, decimos, a estos modestos confeccionadores de EL POPULAR DE MELILLA, sacudirnos todo el enjambre de amarguras que nos ha picoteado constantemente, hasta vernos en algunos instantes apartados del núcleo general, en el modestísimo rincón, don de hemos mantenido viva, la lucecita de las izquierdas que nos servia de aliento para el mañana.

 Las noticias de la tarde producen en Melilla extraordinario entusiasmo

Muy vencida la tarde, cuando nuestra edición se hallaba en maquina llegaron hasta nosotros los últimos telegramas de nuestro corresponsal en Madrid dándonos cuenta de la entrevista, celebrada entre los señores Romanones, Alcalá Zamora y Marañón, en cuya entrevista, todavía ostentaba su cargo de Ministro de Estado Romanones, afirmaba que España se había manifestado francamente republicana y que era inútil toda resistencia.

También el Partido Republicano de Melilla, organizado recientemente, con un entusiasmo que pronto conquistó la filiación de la mayoría de los melillense, recibió otro telegrama en el que le anunciaban desde Madrid que la República era un hecho y habían empezado a flamear en los edificios más significados las banderas que como heraldos simbólicos saludaban a la nueva España entre aclamaciones enormes.

LA ENTREVISTA CON LAS AUTORIDADES

 Rápidamente corrió la noticia, y más rápidamente los partidarios de la República se lanzaron por las calles propagando sus entusiasmos, de los que participaba el vecindario sin reservas porque la única preocupación que existía en el ánimo de todos no era sino que no hubiera que lamentar victimas si la transmisión de régimen hubiera tenido que producirse por medio de la violencia y de la sangre.

Las noticias recibidas acusaban el cambio, consecuencia de la expresión sincera del país ante las urnas y no por que lo reclamaran temperamentos que no hubieran sido conscientes del ejercicio de sus derechos, Mucho contribuyó esto a tranquilizar los ánimos y, separando esa inquietud que ya era descontada, la alegría se exteriorizó, sin reservas.

Los elementos directores del republicanismo en Melilla tratando de dar la sensación de orden y de respeto acudieron a las autoridades constituidas, y sus primeros pasos fueron para visitar al Delegado Gubernativo que ejerce en Melilla las atribuciones de Gobernador Civil.

Uno de los visitantes, hizo haber al Delegado Gubernativo que de España se había dado cuenta de que la implantación de la República era un hecho y que deseosas las masas de poner de manifiesto su entusiasmo querían recorrer la ciudad en manifestación, de cuyo orden respondían los directores.

Como aun no haba llegado la noticia oficial se hicieron las gestiones necesarias para tenerla lo más rápidamente posible, y la comisión visitó también el general Jefe de la Circunscripción para manifestarle las mismo deseos.

Ante el Centro Republicano

Inútil es decir que el número de personas que habían acudido al domicilio del Partido Republicano era enorme y que el paso por la calle Castelar donde está el centro estaba interrumpido.


Cuando mayor era el entusiasmo, apareció en el balcón una bandera republicana.


El público descubierto aplaudió frenéticamente y ovacionó a la bandera resultando un momento emociónate.

Uno de los miembro del partido, el señor Luis Bonell (Presidente de las Juventudes Socialistas de Melilla), desde el balcón pronunció discurso vibrante, intenso, claro y concreto, pletórico de esperanzas para el mañana, consiguiendo desarrollar ideas, con singular acierto que fueron aplaudidas por todos cuantos se hallaban en aquellos alrededores.

Desde aquel momento en adelante, no cesaban de llegar por todas partes grupos y grupos que se felicitaban los unos a los otro por las noticias recibidas, que todavía ponían en duda, pero que al ver la bandera daban por con firmadas de una manera terminante.

Al poco rato llegó el presidente de los socialistas (Antonio Díez) con otra bandera que recibió los mismos saludos que la anterior.

La manifestación en marcha

Pasado algún rato, se puso en marcha la manifestación integrada por personas de todas las clases sociales y edades, sin distinción. Iban las banderas que los distintos núcleos habían llevado, y una muchedumbre, pocas veces vista en Melilla se apiñaba para seguir a los organizadores.


Pronto desaparecieron de las calles, los automóviles de alquiler. Los comercios cerraron sus puertas y tanto los dueños y sirvientes de aquellos como de estos, lo hicieron con el propósito de unirse a la manifestación que emprendió la marcha por la calle Alfonso XIII, sin cesar de dar vivas a la República y España.Todos cuantos se hallaban al paso iban uniéndose, hasta engrosar la manifestación con sorprendente numero.

Es muy de tener en cuenta, y así hay que anotarlo que los manifestantes al exteriorizar su entusiasmo, no han producido la menor molestia ni han seguido otra conducta que la del respeto y consideración general para todo.Esto es algo que dice mucho del vecindario de Melilla, uno de los más nobles y sufridos de todos los pueblos españoles.

La manifestación recorrió distintas calles, por diversos barrios, siendo la nota característica la repetición de vivas y felicitaciones que todos se daban, incluso sin conocerse. Aquella muchedumbre que jamás había experimentado un momento de tanta emoción, por que aquí, especialmente se ha vivido una vida distinta a la de otros pueblos, se manifestaba más franca, más noble, más abierta, que acaso ha ya ocurrido en otros pueblos de la península. Y es que Melilla, por su especialísimo condición, ha tenido que vivir mas en contacto con la tragedia que los que desde fuera solo sabían de ella lo que casa uno le contara.

Los manifestantes en la Junta Municipal.- También se iza en este edificio la Bandera Republicana.


Los manifestantes se dirigieron el edificio de la Junta Municipal, donde se hallaba la Corporación esperando y al frente de ella el presidente señor Lobera.

La comisión penetró en el salón donde estaba los miembros de la Corporación, y llevaban en sitio preferente el retrato del infortunado capitán don Fermín Galán.

Empezaron los discursos en los que intervinieron los más significados, pero era absolutamente imposible recoger lo que han dicho todos.

Habló el señor Lobera diciendo: “Ciudadanos el Comité que os representa me ha rogado (una voz: “Que se vaya)…

Hace uso de la palabra el señor Antonio Diez Martín, Presidente de los socialistas diciendo: "Ciudadanos, si queréis que nos respeten tenemos que empezar por respetar. Entre españoles, no puede haber enemigos (aplausos). Os ruego escuchéis a don Cándido Lobera las palabras que va a decir que serán las de un hombre, las de un español que si su ideología… (alboroto)… que si su ideología puede pareceros que no es la que vosotros ostentáis, no es sospechoso de traición a la Patria, y nosotros el Comité revolucionario lo garantizamos (escándalo)".

Vuelve a hacer uso de la palabra el señor Lobera y dice: "Ya que Melilla está en una situación especial tenemos que procurar que se mire en nosotros y en su consecuencia una voz “Con el ejemplo”, eso que tenéis que dar ejemplo, solo os pido que esos que son también amigos que conviven con nosotros, no puedan nunca levantar armas sino decir: imitemos el ejemplo que en estos momentos nos dan los republicanos – socialistas". Y sigue diciendo: "¿Hay alguien que pueda atacar de deshonor en Melilla, al que vino hecho un chico y tiene sesenta años, y al servicio de Melilla ha puesto todo, absolutamente todo, dentro de su ideología que será distintas de la vuestra pero que ha prescindido en todo momento del partidismo, que ha sido apolítico, para pensar (escándalo)… Melilla ante todo (El escándalo no permite recoger las frases del orador)".

Vuelve a hablar el señor Diez, diciendo que "es necesario que tengáis un poco de respeto a las opiniones. La libertad compañeros, estaba aprisionada y es necesario que dejéis expresar todas las opiniones porque vosotros habéis estado sacrificados cuando antes no os dejaban expresar las vueltas con la libertad que queríais".

El señor Lobera: Las palabras del comité revolucionario – socialista han sido que como representante del pueblo hasta que sea sustituido y como español acto la voluntad nacional, me he felicitado de que el tránsito se haya hecho con el mayor orden y espero siga manteniéndose por que para que los anhelos de un pueblo se robustezcan lo primero y principal es el respeto a todos, es el orden.

Ante de pronunciarse estos discursos ya se habían pronunciado algunas palabras desde el balcón, y se había izado la bandera republicana en uno de los balcones del edificio, aplaudiéndose con gran entusiasmo.

Lo que dice un micrófono

Mientras la manifestación iba en marcha, uno de nuestros compañeros tuvo ocasión de escuchar lo que dijo uno de los magníficos micrófonos de la Casa Parres.

El alto dejó oír lo siguiente: “Ciudadanos de la República Española. Nuestra querida y hermosa Patria necesita hombre de lucha; hombres inmaculados que prosigan la labor de estros antepasados, algo que coloco a nuestras nación, a la altura que corresponde en la Historia".

Después dio un ¡Viva la República! y a continuación entonó la Marsellesa escuchada con gran silencio por todos cuantos se hallaban en aquellos alrededores.

Preguntando la confirmación

Por todos los centros oficiales se hacia la misma pregunta. La pregunta consistía en que la noticia oficial no había llegado, si bien todos los despachos telegráficos, confirmaban que la proclamación de la República había sido ya un hecho en diversos sitios de España, entre los que figuraban Madrid, Barcelona, Málaga, y otras.

No obstante, solo faltaba conocer la hora en que había de realizarse al transmisión de "poderes", puesto que las noticias eran coincidentes y algunas de ellas tan autorizadas como las que mandaron los pro-hombres republicanos de Madrid, a sus representantes en Melilla.

Poco después llegaron noticias mas concretas diciendo que la conversación mantenida entre Romanones, Alcalá, Zamora y Marañón haba sido tan concreta que solo esperaba que fuese señalada la hora para realizarlo.
           
Otro telegrama de nuestro corresponsal

Ya en las últimas horas de la tarde nuestro corresponsal en Madrid, don Luís Díaz Carreño, nos remite un telegrama en el que dice lo siguiente: Madrid – El señor Alcalá Zamora ha manifestado que antes que se haga de noche se habrá efectuado la transmisión de "poderes", haciéndose entrega de ellos a la República que está pro.

Cancionero popular ¡¡La República!!

            ¡Los siglos de tiranía de soberbia monarquía tuvieron liquidación!
            ¡Y con acento vibrante del que se siente triunfante lo ha pedido la nación!
            ¡El pueblo español entero en el momento certero sus derechos reclamó!
            ¡Y fue a las urnas valiente y pleno de fe y consciente la República aclamó!
¡Que el pueblo fue atropellado y el que hablaba fue encerrado y tratado de rufián!
            ¡¡Ellos fueron los rufianes matando a dos capitanes!!
            ¡¡Héroes, Hernández…Galán!!
¡Y fueron sacrificados y sus cuerpos inmolados por los que hicieron traición, y no tenían otra ley que terminar con la grey de esta sufrida nación!
¡La República española que ha precipitado Mola, el pequeño dictador, ha dado al país la calma, le ha dado alimento al alma y le ha devuelto su honor!
¡¡Y ahora como un pueblo culto, sin ofensas, sin tumulto, trabajemos con gran fe!!
Estopiñán





JUAN JOSÉ MENDIZÁBAL

CÓMO SE EFECTUÓ EL CAMBIO DE RÉGIMEN EN MELILLA


Crónica de la revista Vida Marroquí
Revista semanal ilustrada
Melilla 14 de abril de 1914
Nº 411

LA VÍSPERA. Fue en las primeras horas de la tarde del día 14, cuando empezaron a recibirse en Melilla noticias referentes al nuevo estado de cosas, como natural consecuencia de la expresión hecha por el pueblo en las urnas. La confirmación de los hechos, la tuvo, ya avanzada la tarde, el Comité de la Conjunción Republicana Socialista; tuvo también noticias de que el cambio se había operado sin violencias, sin sangre, y ante estas halagadoras afirmaciones, el júbilo de los elementos que acaudillaba la Conjunción, no podía ya dejar de exteriorizarse públicamente. No obstante, respetuosos los individuos del Comité con las autoridades constituidas, visitaron a éstas, recabando autorización para la manifestación pública que se deseaba realizar, respondiendo ellos mismos del orden, y hay que consignar en honor de todos y de la propia Melilla, que dicho acto se realizó con el mayor entusiasmo, sí, pero también sin la menor molestia para nadie. Iban al frente de la manifestación los elementos directivos de la Conjunción Republicana Socialista, seguidos de inmensa muchedumbre, de personas de todas las clases sociales, llevando banderas republicanas y socialistas, y demostrando ostensiblemente su regocijo con clamorosos vivas a la República. Así recorrieron las principales vías de la ciudad hasta llegar al edificio de la Junta Municipal, donde se hallaba la Corporación con su presidente señor Lobera. Una vez que hubo penetrado una comisión de los manifestantes, hizo presente a los reunidos cuales eran los motivos que les impulsaban, y la necesidad y conveniencia de aceptar la voluntad popular, que fue aceptada sin oposición manifiesta y congratulándose de que la transición de uno a otro régimen se hubiera llevado a efecto en toda España, a juzgar por las noticias recibidas, sin que la sangre española empañara tan solemne transición. Desde uno de los balcones de la Junta Municipal hablaron a los manifestantes los señores Lobera y Diez, y la bandera tricolor ondeó en el asta de la casa representativa del pueblo entre los más clamorosos aplausos, disolviéndose a poco la manifestación sin que ocurriera el menor incidente.

Grande era el entusiasmo en unos, la curiosidad en otros, y la nerviosidad en todos, al irse conociendo noticias que ampliaban confirmando las primeras, dominando sobre todo en el ánimo de los melillenses la satisfacción, porque un hecho tan extraordinario para la vida de la nación española se hubiera llevado a efecto sin poner frente a frente a los hijos de la madre común, España.

MIÉRCOLES 15.—Trasmisión de poderes.  Confirmada oficialmente las satisfactorias noticias del día anterior, la ciudad se consagró por entero a la celebración de la nueva fiesta nacional.

En todos los centros oficiales y muchos particulares ondeaba la bandera tricolor de la República española; las calles estaban repletas de público que ostentaban en las solapas banderitas tricolor y rojas; numerosos manifestantes recorrían la población portadores de banderas dando vivas a la República; las sirenas de los barcos surtos en el puerto, dejaban oír sus atronadores silbaros; varios aeroplanos cruzaban el espacio sobre la ciudad, y la población melillense en masa, pues toda la actividad de la ciudad estaba concentrada en sus calles, se sumaba a la manifestación que había de asistir a la proclamación oficial de la República.

La trasmisión de poderes se hizo a las once y media de la mañana, haciendo entrega el señor Lobera del bastón de mando, símbolo de la autoridad municipal, a la persona designada por el Comité para recibirlo, que lo era don Juan Mendizábal Echevarría, concejal proclamado el domingo anterior por el artículo 29, que con los igualmente proclamados por dicho artículo, don José García Viñas, don Arquímedes Comes Caries, don Pedro Oríes Velasco y don Juan Palacios Marios, formaban por el momento el nuevo Ayuntamiento de Melilla. Seguidamente se ordenó colocar en las esquinas el siguiente bando: «Ciudadanos: El Comité de la Conjunción Republicano Socialista, en representación del Gobierno provisional, al pueblo de Melilla. Hago saber: Que proclamada la República española por la suprema voluntad del país, rogamos muy encarecidamente a este noble vecindario, modelo de civismo y de cordura, conserve su acostumbrada serenidad, entereza, orden, y disciplina en estos momentos de trascendental interés para la Patria, haciéndonos así dignos del galardón logrado, teniendo muy en cuenta que la proclamación y reconocimiento de la Soberanía Nacional, con ser mucho resultaría muy poco si no supiéramos consolidarla y hacernos merecedores de ella y de la sangre vertida por los mártires del ideal que generosamente dieron su vida por él. Ciudadanos: Procuremos que en todos nuestros actos resplandezca la mayor honradez y justicia, sin perjuicio de la energía y entereza precisos para defender la causa republicana si se intentara perturbarla. Melilla 15 de Abril de 1931»

LA PROCLAMACIÓN. Momentos después llegó al edificio de la Junta el general jefe de la Circunscripción don Sebastián Pozas y seguidamente una compañía del Regimiento de África con banda y música. Desde uno de los balcones habló al pueblo el general Pozas, terminando su brillante alocución con vivas a España, a la República y al Ejército, que fueron contestados con entusiasmo.

Hablaron después don Ramiro Ramos, don Antonio Cabrero y don Emilio Hermida, que fueron calurosamente aplaudidos, y dadas las doce, la banda de música interpretó el Himno de Riego, se izó la bandera republicana en el Ayuntamiento, sonaron las sirenas de los barcos, la compañía del Regimiento de Africa presentó armas y el capitán que la mandaba, señor Sáinz Gutiérrez, leyó el bando en que oficialmente quedó proclamada la República entre atronadores y repetidos aplausos del público allí congregado.

La manifestación, presidida por las autoridades civiles y militares, se trasladó al edificio de la Jefatura de la Circunscripción, desde cuyos balcones habló a la multitud el general Pozas, el capitán señor López de Letona, el suboficial señor García Morato (venido en hidro de Chafarinas con el sargento don José Cerezuela, en representación de los presos de Jaca) y el señor Echeguren, que fueron muy aplaudidos, izándose la bandera tricolor en el edificio en medio de atronadores aplausos.

Los presos de Jaca. La firma del decreto de amnistía, produjo en Melilla momentos de verdadera emoción, de que participó toda la población melillense.

La llegada del «Jorge Juan» con los 41 sargentos y suboficiales que en Chafarinas cumplían condena, fue un acontecimiento extraordinario que se sobrepuso a lo extraordinario de los sucesos locales. Autoridades y pueblo se disputaron el agasajo de los expedicionarios, y tanto la llegada en la noche del 15, como la salida para Málaga en la tarde del 16, puso de manifiesto que Melilla es siempre digna representación en Marruecos de la amada España.

Vida municipal. A las cuatro de la tarde se le hizo entrega al nuevo alcalde, señor Mendizábal, de la Caja municipal, previo vio arqueo, que arrojó entre cuentas corrientes en los Bancos, metálico, depósitos y libramientos a justificar, la cantidad de un millón trescientas cincuenta y cuatro mil ciento veinticinco pesetas ochenta y ocho céntimos.

El Comité Republicano-Socialista y el nuevo alcalde, trabajaron en estos días incesantemente para la organización local del nuevo régimen, con la vista fija en la paz y prosperidad de Melilla. Fue unánime el sentir de la ciudad, que consideró un acierto la designación hecha por el Comité para alcalde de la Ciudad, a favor de don Juan Mendizábal Echevarría.

EL NUEVO DELEGADO. El Comité designó Delegado Gubernativo y del Consejo del Trabajo a don Gaspar García Dómine, de quien se esperaba una provechosa labor a favor de la tranquilidad y vida próspera de Melilla.

En virtud de orden superior, el día 16 se posesionó el señor García Dómine de los expresados cargos y de las presidencias de Ia Junta de Sanidad y del Patronato del Liceo Victoria Eugenia, haciéndole entrega el Comandante Militar coronel don Luis Solans, con asistencia del Comité Republicano-Socialista, representaciones de ambas entidades y funcionarios de la Delegación y Policía Gubernativa.

EL EX PLENO DE LA FINADA JUNTA MUNICIPAL. Las personas que hasta hacía unos días formaron el Pleno de la disuelta Junta Municipal, visitaron al alcalde y comité republicano-socialista, felicitando al primero por su designación, y deseando los mayores triunfos en su gestión al frente de la ciudad. También solicitaron que si se derogara el Estatuto Municipal, no obstante, se hiciera por el nuevo Ayuntamiento una escrupulosa revisión de las cuentas y gestión de la disuelta Junta Municipal, contestando el alcalde que no lo creía necesario según había podido observar en el acto de la entrega, pero que si ese era su deseo, así se haría.